Cómo lidiar con el bajo rendimiento escolar de nuestros hijos

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Diciembre 6, 2016.
Estamos ante la etapa más intensa del año… no sólo para los adultos. Mientras los grandes nos preocupamos de organizar las vacaciones, las actividades de fin de año, comprar regalos y más, los niños se enfrentan a las pruebas y los promedios de notas, que pueden someterlos a un estrés considerable si no les ha ido bien durante el año.

Para saber cómo enfrentar esta realidad, lo primero que recomienda María Paulina Schwarze (profesora y subdirectora Editorial Caligrafix) es incorporar la idea de que el mal rendimiento escolar no es sinónimo de fracaso en el colegio, pues cada niño es diferente y no se puede esperar que todos rindan de la misma manera ante una estrategia escolar generalizada.

La especialista además recomienda poner atención, pues las malas notas pueden estar relacionadas con algo que esté ocurriendo en la vida del niño como problemas emocionales o déficit de atención. “Puede que el niño tenga habilidades, pero si emocionalmente no está bien, no va a acceder al contenido. Por eso resulta relevante evaluar qué es lo que yo, como papá, educador o líder, quiero que mis niños logren. Es muy importante que sea algo global, no solo enfocado a lo académico”, agrega Schwarze, quien además sugiere:

  • No comparar a nuestros hijos con los del amigo, con el hermano o con uno mismo cuando tenía su edad. Con eso hacemos un ataque directo a su autoestima y vamos a marcar de forma irreversible la imagen que ese pequeño se está formando de sí mismo.
  • Conocer a nuestros hijos. Tenemos que acompañarlos en el proceso de descubrir cuáles son sus habilidades y dificultades, aceptarlas y contenerlos emocionalmente.
  • Estar al tanto del proyecto educativo del colegio en el que se ha matriculado al niño, esto es, comunicación permanente con el colegio, sus valores, modelo pedagógico, y mantenerse informado de lo que pasa con el niño dentro del establecimiento. Asimismo, informar a la institución sobre situaciones familiares puntuales que podrían afectar su desempeño académico.
  • Atender a los cambios fuertes y drásticos en sus rutinas y conducta.
  • No estandarizar a los niños y comprender que si mi hijo no logra acceder a algún objetivo y necesita más apoyo para algo eso no es negativo, solo le está costando un poco más. En el mismo sentido, hay que dejar las etiquetas de lado y evitar frases perjudiciales como ‘él es hiperactivo, por eso no entiende’ y ‘es que no es tan inteligente, le cuesta más’.
  • La labor del profesor es fundamental, en cuanto a la motivación y la diversidad a la hora de presentar un contenido. Es decir, que cuando planifique la forma de acceso a la materia tenga varias opciones para atender las diferentes formas de aprendizaje del grupo, ya sean visuales, auditivas, etc.

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