Abril 25, 2019.
Si después de un año de relaciones sexuales sin ningún método anticonceptivo una pareja sigue sin lograr un embarazo, estamos frente a un caso de infertilidad. Según indica el Dr. Juan Francisco Alba, ginecólogo experto de Centro de Estudios Reproductivos (CER), la capacidad reproductiva de la especie humana es baja si se considera que la probabilidad máxima de embarazo, en período fértil, es de aproximadamente 30%.
Aunque lamentablemente este término se suele asociar con una incapacidad femenina, la infertilidad masculina tiene presencia hasta en los 50% de los casos. Dentro de las principales causas de esto están el varicocele, que consiste en el agrandamiento de las venas del testículo; la criptorquidia, que es el descenso incompleto de uno o ambos testículo; los trastornos genéticos; y las causas idiopáticas, es decir, no conocidas.
Otra causal de infertilidad, que se está observando con mayor frecuencia, es la que se produce de manera secundaria a los tratamientos oncológicos, como la quimioterapia. En estos casos, existe la posibilidad de criopreservar, es decir, congelar espermatozoides antes de realizar el tratamiento. “La criopreservación es fundamental en cualquier hombre joven que no tiene su paternidad desarrollada y que deberá ser sometido a una terapia oncológica”, señala Alba.
“Un correcto estudio y diagnóstico es crucial para otorgar un tratamiento adecuado, que permita obtener resultados positivos en el proceso reproductivo. Por ello, es fundamental realizar un examen físico al paciente, solicitar un espermiograma, una ecografía testicular y hacer un estudio hormonal para tratar de identificar la causa de infertilidad”, explica el Dr. Dorón Vantman, urólogo de CER.
Actualmente ha habido numerosos avances en el campo de la infertilidad, tanto femenina como masculina. Dentro de los tratamientos de reproducción asistida más comunes para ayudar a lograr el embarazo de parejas con diagnóstico masculino, está la inseminación intrauterina (IIU) la que consiste en “colocar el esperma capacitado directamente dentro del útero, permitiendo que los espermatozoides lleguen más cerca del óvulo”, sostiene Alba.
Por otro lado, existe la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), técnica de fecundación en la que se seleccionan los espermatozoides con buena movilidad para inyectarlos en el citoplasma de cada ovocito mediante una micropipeta (In Vitro). Posteriormente, el o los embriones resultantes, son transferidos al útero de la mujer.
“Es bueno saber que el acceso a tratamientos de reproducción asistida ha aumentado, e incluso, se ha incorporado a sistemas de salud como Fonasa. Hace pocas semanas fue anunciada la codificación en Fonasa de dichos tratamientos, lo que permitirá que los usuarios de Isapres puedan reembolsar este tipo de prestaciones”, concluye el ginecólogo de CER.
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