Abril 1, 2019.
Son tantas las veces que intentamos cambiar la forma en que nos alimentamos, pero ya sea por factores de tiempo, estrés, preocupaciones o falta de fuerza de voluntad, generalmente no se logra llegar al objetivo esperado: adelgazar, una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable.
Gabriela Vargas, psicóloga especialista de trastornos alimenticios de Centro Médico Novamed comenta que: “normalmente, las personas suelen prometerse a sí mismas todos los días “hoy comienzo el cambio”, pero al pasar el tiempo se dan cuenta que no lo han hecho y se van decepcionando de ellos mismos, haciendo que dejen de creer en sus promesas y decisiones. Esto es tan paradójico, porque las personas generalmente se preocupan de no decepcionar al resto, pero al no cumplir con sus propósitos es que, van perdiendo la credibilidad en sus palabras, la fe, y peor aún, comienzan a criticarse y disminuyen su autoestima”.
Para lograr esta transformación hay algunos factores que se deben tomar en cuenta, ya que, podrían sabotear los intentos de mejorar los hábitos de alimentación:
- Creer no tener la fuerza de voluntad. Esta se construye, por lo que, si se le dice no a algo constantemente, esta respuesta se fortalecerá.
- Preocupaciones. Cuando la cabeza se encuentra ocupada en otras cosas no se puede tener energía mental para la realización de algo. El no tener estabilidad emocional dificulta tomar decisiones y cumplir metas.
- La restricción extrema no lleva a ninguna parte. Y más aún, tener recaídas es parte del cambio, es algo normal, las personas no deben castigarse por esto.
- Es importante saber cómo se está planteando el cambio de hábito, ya que este debe ser real y que se sostenga en el tiempo, no algo momentáneo o temporal.
- El comer emocional. Está comprobado que las emociones como la pena, la rabia, tristeza u otras, pueden interrumpir la calma y generen un patrón que haga transmitir estas emociones a través de la comida.
Aunque todos los factores mencionados son negativos, no son razón para creer que no se pueden lograr los objetivos, sino más bien, hacen que las personas sean más conscientes de los posibles obstáculos que aparecen en el camino.
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